El mismísimo Valle Inclán se inspiró en sus jardines para escribir su célebre obra Sonata de Otoño en 1902. Estamos en el Pazo de Oca, ubicado en la provincia de Pontevedra, que por su jardín de ocho hectáreas es también conocido como el Versalles gallego. Una obra maestra de agua, piedra y vegetación del siglo XV.
A este palecete gustaba venir a la Duquesa de Medinaceli en primavera para contemplar el festival de olores y colores que tenía lugar en esta época en el enorme jardín. De esta gran mezcla aromática nace el perfume “Palacio de Oca”, inspirado en las fragancias de este fabuloso jardín barroco.
El perfume nos transporta hasta tierras gallegas, así el inicio intenso y verde de los setos de boj está matizado por cítricos, lo que nos transporta a su bosque de sequoias, castaños y cedros. Y sutilmente se mezclan notas de flores con el olor al húmedo musgo gallego y el dulce del almizcle.
El Versalles gallego
Los jardines del Pazo de Oca son uno de los mayores exponentes de la jardinería gallega. En el patio principal se encuentra una fuente rodeada de setos de boj, y con plantaciones de camelias, azaleas, palmeras y rododendros; en el paisaje circundante se hallan robles, castaños, nogales y abedules.
En la zona abunda el agua, gracias a dos arroyos que fluyen en sendos ramales: el primero desemboca en una pradera en el límite del pazo, y el segundo forma dos grandes estanques (llamados de las Virtudes y de las Vanidades), en ángulo con el palacio y delimitados por muros de cantería coronados por almenas y bolas de granito.
Entre los dos estanques hay un puente, y en el centro de uno de ellos se sitúa uno de los elementos más famosos del pazo, una isla artificial de piedra en forma de barca, plantada con hortensias y decorada con jarrones de porcelana y dos figuras de marineros con cañones.